El desarrollo sostenible es uno de los temas más importantes del siglo XXI. Se trata de un enfoque que busca satisfacer los requerimientos o necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.

El desarrollo sostenible no solo afronta los problemas ambientales, sino que a su vez considera la equidad social y la economía desde diversas perspectivas.

En primer lugar, es importante deducir que el concepto de desarrollo sostenible se originó en el Informe Brundtland de 1987, en el que se concretó el desarrollo sostenible como “un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Por ende, el desarrollo sostenible se ha transformado en un tema clave en la agenda política internacional y ha sido asociado en la mayoría de los marcos legales y estratégicos de los países del mundo.

Uno de los principales objetivos del desarrollo sostenible es la protección del medio ambiente y la promoción de la conservación de los recursos naturales. Esto envuelve la adopción de políticas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación práctica, además deben promover la eficiencia energética y el uso de energías renovables, y fomenten la conservación y restauración de los ecosistemas.

Un ejemplo de esto es el Acuerdo de París de 2015, que constituye un marco global para la acción climática y tiene como objetivo limitar o restringir el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius.

Además de la protección ambiental, el desarrollo sostenible también busca mejorar la equidad social y la justicia económica, implicando la promoción de la igualdad de oportunidades, la reducción de la pobreza y la exclusión social.

Un ejemplo de esto es la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que incluye 17 objetivos de desarrollo (ODS) que tocan temas sostenibles como la educación, la pobreza, la igualdad de género, la acción climática y la energía limpia.

Para lograr estos objetivos, es necesario un enfoque integrado y holístico que aborde los desafíos ambientales, sociales y económicos de forma equilibrada.

Esto requiere la colaboración y la participación de todas las partes involucradas, incluyendo gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos individuales.

Un ejemplo de esto es la iniciativa Caring for Climate de las Naciones Unidas, está viene siendo una estrategia e iniciativa que implica a empresas en la adopción de prácticas empresariales sostenibles y la promoción de políticas climáticas ambiciosas.

El desarrollo sostenible tiene tres componentes principales como se estableció anteriormente, ya sea el social, el económico y el ambiental. El componente social se refiere a la capacidad de las sociedades para satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos, como la alimentación, la vivienda y la atención médica.

El componente económico se refiere a la capacidad de las economías para crecer de manera sostenible y proporcionar empleos y oportunidades económicas para todos. El componente ambiental se refiere a la protección y conservación del medio ambiente, incluyendo la biodiversidad, los ecosistemas y los recursos naturales.

En conclusión, el desarrollo sostenible es un enfoque clave para abordar los desafíos globales del siglo XXI en el que se busca mejorar la calidad de vida de los individuos dando satisfacción a las necesidades teniendo en cuenta los desafíos ambientales, sociales y económicos de manera equilibrada.

Para lograr esto, se requiere la colaboración y la participación de todas las partes interesadas.